Toma tiempo tocar con el corazón, por medio de algún tema que nos genere consciencia, y a la vez, despierte y motive nuestro espíritu por ser libre y mantenerse inspirado.
Buscamos la mejora a través del cambio, y hoy es preciso tomar este espacio, y discutir el tema.
La agricultura.
Si aún eres, quien para conseguir sus alimentos, utiliza dinero, plata; te invitamos a seguir en este espacio, puesto que esto definirá, ¿qué te alimenta diariamente, y qué das de ti, para poder tener a disposición, ese mismo alimento?; lo cual, te lleva a entregar de ti, tus recursos (materia, tiempo, esfuerzo, atención, creatividad, etc).
Para abordar este tema, pretendemos llevarte al contexto actual de la agricultura en un espacio como el que vivimos, México.
Nuestra planta maestra, es el maíz. Fuente de alimento para todo quien habita nuestra bella tierra.
Siendo la planta maestra, también es la de mayor cultivo. Casi a cualquier destino de la república, encontrarás que se siembre maíz.
La mitología azteca sostiene que el dios Quetzalcóatl dio maíz a los humanos. El mito relata que durante el quinto sol , Quetzalcoatl vio una hormiga roja que llevaba un grano de maíz. Siguió a la hormiga y llegó al lugar donde crecía el maíz, la “Montaña del Sustento”, o Tonacatepetl (Ton-ah-cah-TEP-eh-tel) en nahua. Allí Quetzalcoatl se transformó en hormiga negra y robó un grano de maíz para llevárselo a los humanos a plantar.
(K. Kris Hirst, Mayo 2018, en https://www.greelane.com/es/ciencia-tecnolog%C3%ADa-matemáticas/ciencias-sociales/centeotl-the-aztec-god-of-maize-170309/)
Actualmente, los campos de maíz son monocultivos. Especies que gobiernan la plantación de severas hectáreas, y que no tienen la compañía de otras especies para su proliferación. Esto pasa en todo el mundo.
Bosque que han sido "reforestados" con monocultivos que son plantados para su posterior transformación en maderas.
Esta decisión es una de las principales razones, por las cuales en la actualidad, la tierra es tan caliente, pierde vida el sustrato de plantío, y por lo tanto, también perdemos diversidad. Diversidad que no sólo implica en temas de vegetación. Especies animales migran a otros espacios, buscando un lugar en donde vivir. Se carece de alimento, variedad, como podrás imaginar.
Muchos no perseveran, motivo que también, peligra la vida de las especies.
Observa, un monocultivo de los tantos.
La realidad de la agricultura no es color de rosa, y parece que a los únicos que les importa, es a la gente del campo que lo cultiva.
Aquí es donde buscamos tocarte, porque es probable que nos leas desde una ciudad.
La milpa , es una herencia de nuestros ancestros, que sabía sobre qué plantas se llevaban mejor con cuáles, y mediante esta relación, CON LA TIERRA; entendían perfectamente qué hacer para obtener lo necesario.
La milpa actualmente, ya no es tan practicada, y viene siendo rescatada para la actualidad, más por permacultores, agrónomos, medioambientalistas, o cualquier índole de la agricultura sostenible, que por los mismos agricultores de campo.
En el campo, actualmente, ya vive el paradigma de agricultura materialista, como nosotros la llamamos.
Basada en la materia, generada de la comercialización de plantas y cultivos. Monocultivos de especies, primordialmente alimenticias, que buscan satisfacer la necesidades, no de una localidad, sino de todo un país.
Actualmente, se cree que por trabajar y pagar nuestros alimentos, hacemos lo suficiente para merecerlos.
¿Por qué se olvidó, la práctica sostenible?
Por la misma razón, por la que se olvidan las cosas. Por falta de práctica. Falta de disciplina.
Y buscando en nuestros antecedentes históricos, basados en una zonas en específico, las provincias; entendemos que esto sucedió hace 3-4 generaciones.
Hace 3 o 4 generaciones (calculamos viendo nuestra historia), dejamos la práctica ancestral, y tomamos una nueva cultura de la agricultura, que tenia otro enfoque.
Tal vez, hasta dejamos de hacer agricultura y empezamos a hacer una variación moderna de ese legado.
Y mira, regala tu atención... Esto pasó, por que perdimos vocación.
Hace más de esas 3 o 4 generaciones, cultivábamos en provincia (no eran las misma urbes que en la actualidad), para satisfacer las necesidades de la familia, y de una localidad. No existía para ese entonces, una industria en México, y casi en ningún lugar del mundo, que tuviera la iniciativa, de comercializar globalmente, y fuera tan ambiciosa para ir a buscarlo.
Empresas que patentaran semillas, y las pudieran modificar genéticamente en laboratios de inmensa inversión. Monopolios de producción. Aprovechamiento las leyes para la apropiación...
De producir monocultivos, maíz americano, genéticamente modificado, que crece con menos agua y a mayor velocidad. De trabajar a la tierra, como una insaciable fuente de vida.
Seamos honestos, no imaginábamos que eso pasaría.
Dejamos de preocuparnos por nuestras necesidades, nos convertimos en un eslabón de la cadena sistémica, para darle esa responsabilidad a alguien más, y pagar con mi vida entera, para ello. Incluso, en familia, perdimos al familiar que lo hacía. Ya no vamos a los ranchos de los abuelos, porque nuestra humanidad, se trasladó a la civilización, y se transformó en el camino.
Centralizamos la atención, los trabajos, el entretenimiento. Y se le asignó esa responsabilidad al campo, la de proveerlos de alimento.
Falla la idea del consumidor, que está trabajando para eso, y busca su identidad a través de lo que come. El ejemplo yace en la actualidad, platillos incluyen , a la vez, plantas, hongos, animales cada vez más "exóticos", y se haya olvidado el valor de un alimento sobre la mesa, porque se sabía el trabajo que esto conlleva.
Siendo de esta manera, que el acto de alimentarnos es sagrado, tanto, como lo es el trabajo para que pueda hacerlo. El trabajo que el campo, actualmente, está tratando de sostener sin éxito.
La tierra para tiempo ancestral, tenía una ciclicidad, orientada al paso solar, las temporadas, la luna, las necesidades del clima. La configuración natural de la tierra, no estaba tan modificada a beneficio de unos cuantos. Y existía coherencia en nuestros movimientos. No existían tantos casos de enfermedades como cáncer, o enfermedades degenerativas.
Incluso, existía mayor intimidad, por aquello que nutre al alma. Apreciación por el arte, la expresión, la naturaleza, el campo, la vida animal, la familia, el honor, la tradición.
¿Y esto qué tiene que ver con la agricultura?
Todo que ver.
Si aún no sabes sobre transgénicos, GMO's, la calidad del sustrato en la tierra, la contaminación derivada del dióxido de carbono, emitido por el sustrato mismo, al ser cultivado en monocultivos. Te invitamos a informarte, y hacer algo al respecto.
Aquí, tenemos la gran fortuna de sembrar. Nos parece que es el mejor acto de independencia y revolución de este momento, y a través de nuestro ejemplo, y este mensaje, buscamos inspirarte a hacerlo.
Si no tienes tierra para hacerlo, habemos muchos voluntariados en México que buscamos compartir este conocimiento y hacer intercambios menos materialistas.
Te compartimos esta palabra, porque sabemos la chinga que implica trabajar la tierra, y porqué ahora es una necesidad.
Por salud, por conocimiento, por inspiración, o de menos gratitud de todo lo que se nos es provisto.
Te invitamos unirte en este acto sagrado, y regresar al hombre y la mujer, el poder del alimento.
Namaste
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