Hola nuevamente, gracias por compartir este espacio en donde cultivamos información útil para nuestras vidas, con lectores como tú.
Esta ocasión, te queremos practicar sobre la forma en la que el consumo de productos de origen animal, ha contaminado durante muchos años nuestras principales fuentes de recursos naturales.
Alguna vez te habías preguntado, quienes son los responsables principales de la contaminación de nuestro aire, nuestra agua y el suelo que pisamos (?)
Cuando esta pregunta es formulada, generalmente creemos que el ser humano, la industralización, el uso desmesurado de automóviles; son los principales responsables de que nuestro entorno, principalmente en las ciudades, no sea limpio ni mucho menos garantice nuestro estado óptimo de salud.
Pero, ¿qué está sucediendo con los animales, y cómo es que esto también está favoreciendo a la contaminación de nuestro ambiente?
¿Sabías que la ganadería industrializada, produce tantos gases de invernadero, como el transporte mundial?
Esto es un dato que debería ya de estarte generando una profunda reflexión sobre tu consumo de productos de origen animal.
Veámoslo desde la siguiente perspectiva:
La gran mayoría de los humanos, consumen carne animal proveniente principalmente de reses, pollos, puercos y peces. Carne crecida por las industrias, comprada en supermercados y tiendas que la venden.
Y siendo que las reses son las que en mayoría se "producen" como un producto de consumo animal, la crianza de animales pensados específicamente para la alimentación humana, conlleva de un consumo gigantesco de recursos, muchos de ellos no renovables. El agua que consumen diariamente las reses que nos alimentan no es reutilizada, y en la mayoría de las ocasiones, desperdiciada.
Adicional a esto, la transportación necesaria para mover los consumos de estos animales, principalmente su alimento, y el transporte de estos animales al matadero o a la tienda en donde se vende su carne, generan una cantidad inmensa de gases de invernadero. La mayoría de las semillas que los nutren, son de origen transgénico e igualmente industrializado.
¿Te lo habías imaginado antes?
En nuestro país, cada persona emite de media 1.130,70 kilos de CO2 equivalentes* cada año según el consumo actual de alimentos de origen animal. Estas emisiones son las mismas que se producen por recorrer 10.000 km en un coche utilitario a gasolina con la clasificación energética B.
El caso del agua es un tema que debería de preocuparnos a todos, la crisis mundial de agua no es un tema preventivo, es una realidad que esta sucediendo en muchos países, y el punto de atención en nuestra bella Ciudad de México, nos dice que nuestra ciudad y todas las aledañas, son de las siguientes grandes urbes mundiales que están a punto de quedarse sin agua potable para sus habitantes.
En cuanto refiere a nuestro aire.
La mayoría de los animales crecidos como producto de consumo humano, han de ser alimentados con condiciones deplorables, y aunque esto no es necesario, sí es ejecutado en la mayoría de las granjas que crecen animales.
Es una realidad muy triste, saber que estos animales nunca son alimentados con lo que naturalmente los nutre, y lejos de permitir que el animal busque su alimento y se nutra según su consciencia alimentaria, el animal es alimentado generalmente con semillas que los inflaman y suben de peso, para después poder vender al ser vivo según el peso de su carne.
Esto, al largo plazo, produce gases tóxicos como el metano, que son tan contaminantes como los gases que despide tu auto.
Si a ello, agregamos que muchos animales son vendidos jóvenes, bajo el argumento de que la "calidad" de su carne es mejor para nosotros, la reflexión aquí es, ¿qué está alimentando nuestros cuerpos?
Si a una planta le hablas bello, la motivas a fungir como planta, te manifiestas presente cerca de ella, le cantas, etc.; lo más probable es que crezca y se transforme en la energía que le compartes. Lo mismo sucede si decidieras ignorarla, no sentirla como un ser vivo de tu casa; lo más seguro es que concluya en la muerte de la misma.
Proyectemos ahora esto mismo hacia los animales, que también son seres vivos.
Si el animal es tratado sin principios naturales ni mucho menos éticos de crianza, sí es alimentado por un humano y no por su madre o por él mismo, con productos que no favorecen a su desarrollo. Si el estado emocional del animal no es alegre, pues ha sido criado con la única intención de engordar y morir rápidamente para monetizar su carne. ¿Te das cuenta que toda esa energía te las estás comiendo, cuando ingieres carne animal?
No nos sorprende saber que tantas personas se encuentren enfermas, de padecimientos degenerativos, puesto que la energía que nutre a los ciudadanos, no tiene como objetivo fundamental el nutrir a nuestra sociedad y mantenernos en equilibrio con el ambiente que habitamos.
La situación con animales como el pollo, los peces, los puercos; es igual o más lamentable. La crianza de animales industrializada debe de terminar ya, y lo únicos que tenemos el poder suficiente de que esto suceda, somos nosotros, los consumidores. Al dejar de consumir, se disminuye la demanda de estos productos, y por lo tanto, prácticas mas amigables con el ambiente empiezan a ser utilizadas.
Ahora, si crees que el hecho de tener una dieta basada en plantas (vegetarianismo y veganismo), es un gran aporte a la contaminación, probablemente también te estés equivocando. Puesto que las prácticas agroalimentarias son igual de deficientes en la industria agrícola como en la ganadera.
Sal a una carretera, y observa la gran cantidad de monocultivos que trabaja el ser humano. La cantidad inmensa de pesticidas y químicos rociados sobre las plantas que nos alimentan; o la suma gigantesca de agua usada para el crecimiento de plantas en zonas no endémicas.
Energéticamente, nos nutre aquello con lo que nutrimos. Es una ley universal. Así como adentro afuera, como arriba es abajo.
Si la planta en su vida recibe energía industrial, pesticidas, y nada real para compartir. Si la semilla de la que crece fue también procesada y transformada a transgénica para su control. ¿Esto también me lo como?
Por supuesto que sí.
¿Qué solución te proponemos?
Si tanto te gusta la carne, ve al bosque, y caza tú al animal con tus propias manos. Te darás cuenta que ni te gusta tanto la carne, ni tienes el corazón tan salvaje como para estar cazando como los hombres primitivos.
Seguramente, lo que te gusta no es el sabor de la carne, es la preparación con la que fue realizado.
Crece tu comida, que información para hacerlo hay suficiente. Establece huertos comestibles y medicinales con tu familia y amigos, comparte este mensaje con los niños, para que con ellos también crezca una consciencia alimenticia más limpia.
Si tienes tierra para sembrar, investiga y aplica principios de permaculture. Practica asociaciones respetuosas de cultivo, y verás que las opciones son numerosas.
Conscietiza cada que estás dispuesto a hacer un consumo, pregúntate de dónde proviene lo que adquieres, y si realmente es necesaria su adquisición.
Gracias por estar aquí, no dejes de compartirnos tus reflexiones y cómo has aplicado esta información con tu vida.
Namasté
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